Estos días han sido
bastante ajetreados, una regresa a laborar y de nuevo comienzan las prisas y la
carga de trabajo es abrumadora.
Desgraciadamente existen muchos, muchísimos casos en los que debemos
intervenir para orientar y apoyar a profesores, padres y niños que son
violentados no sólo físicamente.
Recientemente fui
presentada en otro Plantel, la escuela es amplia, grande como enormes son los
conflictos que existen en la población a la que brinda educación. Yo tengo la convicción de que los niños
únicamente con educación sólida pueden
salir adelante y progresar; pero nos enfrentamos a una realidad cruel: un
ambiente adverso, unos padres inmediatos, impulsivos, carentes de valores o,
mejor dicho, con valores que no se asemejan en lo más mínimo a los que se
debieran practicar en una sociedad depurada.
Me angustia constatar que así, nuestro país,
México, tiene pocas esperanzas de ser una Nación sana. Cómo explicarlo? La población en general, es decir, la mayor
parte de los habitantes, carecen de escolaridad básica concluida. Esto significa que no solamente faltan
conocimientos culturales, sino que hay carencia del control de la impulsividad
que solamente provee la escuela.
Para qué sirve la
escuela? Es una pregunta absurda pero se
escucha con frecuencia cuando se compara el ingreso y poder adquisitivo de
aquéllos que estudiaron con los que no lo hicieron pero poseen grandes cantidades
de dinero por comercializar con diferentes productos, desde quesos hasta bienes inmuebles. Para vender, no se necesita estudiar.
Yo llego a la
triste conclusión de que en este mundo, tan lleno de contradicciones, la
contradicción mayor es que la educación no sea apreciada como raíz
del progreso de México.