sábado, 23 de agosto de 2014

ENFADO



Rosario siente la incomodidad de su vida, la pobreza y la inactividad, el ambiente hostil y violento, la avaricia y la ambición inmediata ahogan cualquier intento por superar su estado de ánimo.
--Qué porquería es todo: la casa, la comida, la ropa, la escuela, la gente, el aire y todo. Yo no sé qué es lo que pasa con los demás, no entiendo cómo es posible que estén bien. Yo creo que se engañan—suele decirse en todas las formas de expresión que pueden existir.
Rosario, que es abuela y madre, creía haber llevado bien su función, pues se dedicó a golpear a sus hijos mayores para que aprendieran a comportarse como se debe. Cuando a solas piensa en ello, se pregunta con inquietud en qué falló, porque sus los hijos no consiguieron más que oponerse a ella, retarla e, incluso, agredirla. “No me ocurrirá lo mismo con el pequeño, a él lo trataré con cariño y lo protegeré, espero que esto resulte porque ya no aguanto los insultos y los golpes que me da Ramón. Pero eso sí, André tiene que comportarse bien conmigo porque si no, una patada en las espinillas”.
André, por su parte, es inquieto, abusa de su capacidad física porque, a pesar de ser delgado, tiene una gran fuerza en los puños y un bagaje de malas palabras que resulta impresionante para cualquier persona. Además, sabe que con llorar frente a su madre, ésta se limitará, que se detendrá para maltratarlo y, por el contrario, buscaría resarcir los errores pasados y justificaría todo lo que él hiciese.
Rosario ha tenido varios problemas con muchos, a unos los ha insultado, a otros los ha mirado con rencor, a más de una persona la ha amedrentado con aventones, escupitajos y araños, todo esto frente a André. Al principio, el niño se asustaba y gritaba de pánico, ahora no.
André tiene una historia de violencia en la familia, en la calle y en la escuela. Él ha adoptado la personalidad de su madre en la calle, con sus vecinos y compañeros de clase. Diariamente, él se porta mal, al fin que su mamá saldrá en su defensa. André, como su mamá, está enfadado, tampoco le gusta la casa, la comida, la carencia, la ropa, el aire y la gente.